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Cada época ha dado a ciertas personas con la visión y la capacidad de cambiar nuestras vidas creando cosas que antes parecían imposibles. Thomas Edison, cuya obra abarcó desde 1875 hasta 1910, inventó la bombilla, el fonógrafo, la cámara cinematográfica y versiones muy mejoradas del teléfono; además, su capacidad para combinar la creatividad teórica con las aplicaciones prácticas es lo que le convirtió en el visionario de su época. El siglo XXI cuenta con un hombre con talentos similares, que está ampliando los límites de la tecnología moderna en numerosas direcciones.
Elon Musk tiene una visión integral de cómo puede evolucionar el mundo, además de la capacidad única de convertir esas visiones en realidad en el presente. Es conocido por la mayoría de la gente por los cohetes que lanza su empresa SpaceX y los coches eléctricos que produce en Tesla. Pero eso es solo la punta del iceberg de su innovación; entre sus otras iniciativas actuales se encuentran los satélites de comunicación Starlink, la energía SolarCity, la inteligencia artificial xAI, el motor de búsqueda con IA Grok, Neuralink para la salud cerebral, la empresa Boring para el transporte rápido y, por supuesto, la plataforma de redes sociales “X” (antes conocida como Twitter). Por si fuera poco, también ha trabajado para aportar más eficiencia y transparencia al Gobierno de Estados Unidos. Musk es la persona más rica del mundo, con un patrimonio neto estimado en unos 500.000 millones de euros. Entonces, ¿quién es este Edison moderno cuya energía e imaginación parecen ilimitadas? Elon Musk nació y se crió en Sudáfrica antes de emigrar a Canadá a los 18 años. Estudió en varias universidades de prestigio en Estados Unidos y obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2002. Su primera iniciativa empresarial fue un sitio web de pagos online que acabó formando parte de PayPal. En 2002, esa empresa fue vendida y Musk utilizó la mayor parte de sus acciones para fundar SpaceX. Hasta entonces, casi todos los cohetes habían sido construidos por grandes gobiernos (Estados Unidos, Rusia, China, la Unión Europea) con recursos ilimitados, pero Musk pensó que podía hacerlo mejor. Así que, a pesar de no tener experiencia previa en cohetes ni en viajes espaciales, decidió seguir su visión de cómo hacerlos más eficientes. Diseñó un nuevo cohete llamado Falcon 1, pero las tres primeras versiones explotaron antes de entrar en órbita. En 2008, SpaceX estaba al borde de la quiebra y solo podía permitirse un cohete más para hacer un último intento de alcanzar la órbita. Ese cohete tuvo éxito, la empresa se salvó y nació una nueva era en los viajes espaciales.
SpaceX creció rápidamente y, finalmente, se encargó de todas las misiones de reabastecimiento de la Estación Espacial Internacional. Con este éxito, Musk se centró en un reto que siempre le había intrigado. La mayor parte del coste de construir un cohete recae en la gran primera etapa que lo eleva al espacio. Nadie había pensado nunca que fuera posible recuperar esta etapa propulsora, por lo que siempre se perdía. A Musk no le parecía lógico tener que construir un nuevo y costoso propulsor para cada lanzamiento, por lo que en 2012 comenzó a desarrollar una tecnología para que los propulsores fueran reutilizables, haciendo que regresaran a la Tierra de forma segura. Hubo muchos fracasos estrepitosos, pero Musk no se rindió y, finalmente, en 2015 consiguió aterrizar con éxito un propulsor intacto. Desde entonces, más de 400 misiones de SpaceX han aterrizado sus propulsores de cohetes y los han reacondicionado para volver a utilizarlos.
SpaceX es, con diferencia, el mayor lanzador de cohetes del mundo, eclipsando a todos los competidores privados y programas nacionales. La visión definitiva de Musk es desarrollar un cohete totalmente reutilizable y rentable que pueda llevar a personas a Marte y más allá. En 2019, SpaceX comenzó a trabajar en “Starship”, el cohete más grande y potente jamás construido. Desde 2023 se han lanzado ocho prototipos mostrando cada uno un rendimiento mejorado, pero en el momento de escribir este artículo ninguno ha tenido un éxito total. Sin embargo, en las dos últimas misiones se han podido recuperar y reutilizar los cohetes propulsores. El vídeo de este gigantesco propulsor acurrucándose en los enormes brazos de la torre de captura es como ver una película de ciencia ficción.
En 2019, SpaceX se expandió con el lanzamiento de “Starlink”, una serie de pequeños satélites de comunicación que proporcionan acceso a Internet en el teléfono móvil incluso desde los lugares más remotos de la Tierra. Se han lanzado más de 10.000 satélites Starlink, que se suceden unos a otros en órbita baja alrededor de nuestro planeta. Así es como funciona: los usuarios disponen de un kit Starlink que incluye una pequeña antena parabólica y un router wifi; la antena se instala en un lugar con una vista despejada del cielo del norte y luego se conecta al router, que está enchufado a una fuente de alimentación o a una batería. La antena transmite las señales del teléfono a los satélites Starlink que orbitan sobre nuestras cabezas y cada pocos minutos, la conexión se transfiere automáticamente al siguiente satélite de la cadena a medida que pasa por tu ubicación. Estos satélites envían tu mensaje a una estación terrestre que lo reenvía al lugar con el que intentas contactar.
En 2004, solo dos años después de fundar SpaceX, Musk se lanzó al negocio de los coches eléctricos con la creación de Tesla Motors. Hay que tener en cuenta que, desde la década de los años 20, todas las pequeñas empresas automovilísticas que habían intentado competir con los gigantes del sector habían fracasado estrepitosamente. Pero ahí estaba Musk, sin experiencia previa en ese negocio, enfrentándose a ellos, en una época en la que todos los principales fabricantes de automóviles del mundo trabajaban frenéticamente para crear coches eléctricos que atrajeran al público. Sin embargo, resultó que fue el Tesla de Musk el que finalmente despertó la imaginación de los conductores de todo el mundo. ¿Cómo lo consiguió? El Tesla Model S entró en producción en 2012 y formaba parte de una estrategia de marketing muy innovadora cuyo objetivo final era vender millones de coches eléctricos asequibles al público en general. Sin embargo, su primer coche era muy lujoso, muy rápido y muy caro. ¿Por qué empezar con un coche que casi nadie podía permitirse comprar?
El plan era crear un coche tan increíble desde el punto de vista tecnológico y estilístico que la gente se fijara en él y respetara el nombre de Tesla. Luego, con las lecciones aprendidas al fabricar el Model S, pudieron crear el Model 3, un coche precioso con la ingeniería totalmente eléctrica más avanzada, pero a un precio relativamente asequible. El Model S le dio a Tesla una credibilidad instantánea, lo que ayudó al Model 3 a convertirse en el coche eléctrico más popular del mundo. Además, Musk está abordando el reto de disponer de suficientes estaciones de recarga de coches eléctricos con su entusiasmo habitual. Tesla ha construido miles de estaciones superpotentes en todo Estados Unidos que funcionan con energía solar y son gratuitas para los propietarios de Tesla, y se está expandiendo al resto del mundo.
Hablando de energía solar, Musk ha desarrollado dos importantes negocios de energía limpia que ahora operan bajo la marca Tesla: Solar City, el mayor fabricante de paneles solares y tejas solares de Estados Unidos. Musk también ha abordado el problema que ha frenado la energía solar desde el principio: disponer de suficiente capacidad de batería para almacenar el exceso de energía. Tesla produce actualmente baterías de última generación para almacenar energía solar tanto para hogares como para las principales redes eléctricas. Musk también es consciente de la necesidad de contar con carreteras más eficientes y un transporte rápido, por lo que fundó la Boring Company, cuyo objetivo es mejorar el proceso de construcción de túneles para que sea más rápido y económico. Ya ha completado varios túneles para viajeros que los conductores utilizan en la zona de Las Vegas.
Musk también es líder en inteligencia artificial (IA). En 2015, cofundó Open AI, que en ese momento era una empresa sin ánimo de lucro dedicada a la investigación en inteligencia artificial. Pero en 2023 consideró que los demás propietarios estaban llevando la empresa por un camino peligroso, por lo que la abandonó y fundó xAI, que incluye el motor de búsqueda Grok. Además, la creatividad y la curiosidad de Musk también se extienden al campo de la curación de lesiones cerebrales graves. En 2016, él y ocho científicos fundaron Neuralink para desarrollar interfaces cerebro-ordenador implantables que permitan a las personas con discapacidades comunicarse y funcionar. Por ejemplo, una persona paralizada y que no puede hablar es capaz de comunicarse a través de un ordenador, simplemente utilizando sus pensamientos.
En 2022, Musk adquirió la plataforma de redes sociales Twitter por 44.000 millones de dólares y la renombró como “X”. Afirmó que su motivación era que “los gobiernos y los intereses especiales controlan los medios de comunicación tradicionales. Controlan lo que la gente ve y oye decidiendo qué se publica”. Considera que abrir esta popular plataforma a todas las opiniones puede ayudar a salvar la libertad de expresión, que es uno de los pilares de la democracia. Además de todo esto, ha trabajado para aportar más eficiencia y transparencia al Gobierno de los Estados Unidos. Reunió a un equipo de tecnócratas geniales en el DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), que han descubierto miles de millones de dólares en gastos superfluos. A nivel personal, Musk tiende a ser un poco descarado e insensible, pero, se le quiera o se le odie, no se puede negar que es un hombre extraordinario. Su imaginación sin límites concibe innovaciones en una asombrosa variedad de áreas y, con su energía aparentemente incansable, convierte las posibilidades teóricas en inventos y soluciones del mundo real. Thomas Edison estaría orgulloso... ¡y asombrado!