Aquí en Ibiza tenemos la suerte de contar con un clima maravilloso que nos permite nadar cómodamente al aire libre durante unos siete meses al año. La natación nos ayuda a no pasar mucho calor en verano, y es también una de las mejores maneras de mantenerse en forma y saludables, así que quienes tienen piscinas en sus casas, tienen el lujo de disfrutar de estos beneficios en total privacidad. Obviamente, hay que limpiar y mantener una piscina con regularidad durante todo el año, y los que tienen tiempo y ganas pueden hacer este trabajo ellos mismos. La alternativa es que una de las empresas de servicios profesionales para piscinas de Ibiza acuda regularmente a la casa para encargarse de todo el mantenimiento.

El mantenimiento de una piscina consta de tres elementos básicos: la circulación que filtra el agua, la limpieza regular y mantener el equilibrio químico adecuado. El “corazón” del sistema de circulación de una piscina es la bomba, que extrae el agua a través de los filtros para eliminar la suciedad, los residuos y otras impurezas. A continuación, el agua limpia se bombea de nuevo a la piscina. La circulación constante también es importante porque el agua estancada es el ambiente ideal para el crecimiento de algas. Cuanto más funcione el sistema de filtración, más limpia estará el agua, pero si no se puede tener en funcionamiento el filtro las 24 horas del día, hay que intentar mantenerlo encendido al menos entre ocho y doce horas al día. También es importante limpiar regularmente el skimmer y la cesta de la bomba.

La forma de mantener una piscina limpia es cepillando regularmente, retirando los residuos de la parte superior y aspirando. El cepillado de las paredes de la piscina con un cepillo evita las algas, las manchas y las incrustaciones. Para eliminar la suciedad que flota, lo mejor es limpiar la superficie del agua con una red o un rastrillo para limpiar piscinas. También es importante aspirar la piscina para recoger los residuos que puedan reducir la circulación y dañar el sistema de filtración. La mayoría de la gente lo hace manualmente, pero también hay robots limpiadores de piscinas que pueden hacerlo automáticamente.

Para mantener un equilibrio químico adecuado en el agua hay que añadir la cantidad correcta de cloro y asegurarse de que el nivel de pH es el correcto. El cloro descompone las bacterias dañinas y desinfecta el agua. El nivel de pH es un número que expresa la acidez o alcalinidad del agua basándose en una escala en la que 7 es completamente neutro, menos de 7 significa que el agua es ácida, y más de 7 indica que es más alcalina. En todas las épocas del año hay que comprobar regularmente los niveles de pH y cloro de la piscina, que debe estar entre 1,0 y 1,5, y el pH entre 7 y 7,4 (neutro o ligeramente alcalino). En verano, estos niveles pueden variar mucho porque las altas temperaturas y la fuerte luz solar evaporan el agua y reaccionan con los productos químicos.

Otro factor que hay que mantener equilibrado en el agua de la piscina es la cantidad de calcio. Esto es especialmente importante aquí en Ibiza, donde el agua subterránea tiene un alto contenido de calcio. Cuando los niveles de calcio son demasiado bajos, se corre el riesgo de dañar el acabado de yeso de la piscina o el revestimiento de vinilo, y si el contenido de calcio es demasiado alto, se crean depósitos costrosos en la piscina que son difíciles de eliminar. Lo mejor es un nivel de entre 200 y 400 ppm. Además de mantener la química de la piscina equilibrada, también es útil “dar un choque” a la piscina una o dos veces al mes. Esto significa sobrecargar el agua con cloro para eliminar todas las bacterias, los contaminantes y la materia orgánica. Posiblemente haya que dar un choque a la piscina más a menudo durante los periodos de mucho uso o después de una tormenta intensa.

El mantenimiento adecuado de la piscina también es importante en los cinco meses en los que hace demasiado frío para nadar, pero el proceso es diferente. En invierno, la lluvia, el viento y las tormentas pueden hacer que caiga mucho polvo, suciedad y hojas en la piscina. Esto dificulta la limpieza, así que se puede hacer que la piscina “hiberne” cubriéndola por completo durante los meses en que no se puede nadar. Estas cubiertas protectoras están especialmente diseñadas para evitar la radiación solar e impedir el desarrollo de algas en el agua. Basta con controlar regularmente los niveles de productos químicos, con un mínimo de filtración y con añadir un producto que impida la formación de calcio, y así la piscina debería estar en buenas condiciones para los primeros chapuzones con el buen tiempo.