Una isla que seduce por su gastronomía
Playas, naturaleza, ocio y patrimonio suelen ser los principales argumentos para elegir Ibiza por primera vez. La gastronomía, sin embargo, es el motivo que siempre empuja a regresar.
La agricultura de Ibiza continúa oscilando al ritmo de las estaciones y genera una huerta rica y de óptima calidad. A las plantaciones tradicionales, se suman nuevos plantíos de agricultura ecológica, que se incrementan cada año que, junto con la crianza de ganadería autóctona, genera productos exclusivos de la isla, como vinos, quesos, miel, embutidos, aceite de oliva...
En paralelo, la pesca artesana experimenta un momento óptimo. Docenas de pescadores salen a faenar a diario por toda la costa, a bordo de los tradicionales ‘llaüts’ de madera. Mediante artes ancestrales y cuidando al máximo el estado de los caladeros, desembarcan cajones repletos de las especies más codiciadas: mero, cabracho, gallo de San Pedro, dentón, pargo, sirvia, gamba roja, langosta, cigala real, calamar... Estas llegan acompañadas de otras más populares e igualmente sabrosas, como ‘gerrets’ (caramel), salmonetes, sepias, serranos, cangrejos, morenas, pulpos...
El gran interés que hoy en día despierta la gastronomía de Ibiza obedece, ante todo, a su abundante, exquisita e interminable despensa.
Disfrutar de estas elaboraciones bajo el sol, con los pies hundidos en la arena y la mirada perdida sobre un horizonte marinero, o bajo la perfumada cubierta de madera de sabina de una casa payesa, en un pueblo idílico, constituye un privilegio irrepetible.
La cocina marinera es la más reconocida en Ibiza, con platos tan imponentes como el ‘bullit de peix’, el ‘guisat de peix’, la caldereta de langosta, la ‘salmorra’ de pescado o la ‘borrida de rajada’. Entre los platos de tierra destacan recetas festivas como el ‘sofrit pagès’ o el arroz de matanzas, así como una interminable variedad de elaboraciones a base de legumbres y verduras, e incluso combinaciones de mar y montaña tan apetitosas como los calamares rellenos de sobrasada.
La repostería ofrece postres sorpren- dentes como el ‘flaó’, tarta de queso fresco y hierbabuena que se suele comer acompañado de una copa de hierbas ibicencas, un licor tradicional.