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Martin Luther King Jr. (MLK) dedicó su vida a la causa de la justicia racial y social. Desde 1955 hasta su asesinato en 1968, fue el portavoz y líder más visible del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Inspirado por el activismo no violento de Mahatma Ghandi, King impulsó la causa de los derechos civiles mediante protestas pacíficas y desobediencia civil. MLK nació en 1929, pero su historia comienza en 1619, el año en que los primeros esclavos africanos fueron llevados a las colonias americanas de Inglaterra. Los primeros colonos ingleses de las colonias del sur se dieron cuenta de que el cultivo del algodón era muy rentable, pero también requería mucha mano de obra. Necesitaban una fuente de mano de obra barata y la esclavitud fue su respuesta.
Puede ser difícil de imaginar hoy en día, pero la esclavitud fue una práctica común durante la mayor parte de la historia de la humanidad. Cuando los primeros pueblos primitivos estaban en guerra, la tribu que ganaba la batalla tomaba como esclavos a los supervivientes de la tribu derrotada. La esclavitud continuó en la mayoría de las civilizaciones hasta el año 1700, cuando se abolió gradualmente en los países europeos, pero no en sus colonias. Esto nos lleva a 1619 y a la llegada de los primeros esclavos africanos a la colonia inglesa de Jamestown, la actual Virginia, en Estados Unidos. Éste fue el comienzo de un negocio masivo de comercio de esclavos en el que más de 11 millones de personas fueron capturadas en África Occidental y enviadas a través del Atlántico para comenzar una vida de opresión y trato vil. Así es como la población negra entró en el Nuevo Mundo.
Esto contrasta con la forma en que los colonos blancos llegaron a las colonias norteamericanas. No llegaron como esclavos, sino como buscadores de libertad y oportunidades en una nueva tierra. La Europa de los siglos XVII y XVIII era un lugar infeliz para la mayoría de la gente, ya que los reyes y la aristocracia tenían toda la riqueza y el poder. La gran mayoría de la población vivía en la más absoluta pobreza, sin derechos y con escasas posibilidades de progreso. Al otro lado del océano, imaginaron una tierra de oportunidades en la que podrían construir una vida real para ellos y sus hijos. Vinieron por su propia voluntad para alcanzar este faro de libertad, y esto es exactamente lo contrario a la experiencia de la población negra, que fue arrastrados a las colonias encadenados para ser vendidos como mobiliario sin derechos ni esperanza.
El comercio de esclavos terminó en 1807, pero la esclavitud continuó en los estados del sur de Estados Unidos. En 1861, once de esos estados declararon que se separaban de EE.UU. para preservar su derecho a tener esclavos, lo que provocó una violenta Guerra Civil que finalmente ganaron los estados del norte, y de esta manera la esclavitud se abolió oficialmente en 1865. Sin embargo, los estados del sur encontraron inmediatamente una forma de continuar con la opresión de sus antiguos esclavos. Aprobaron lo que se conoció como “leyes Jim Crow”, que quitaban todos los derechos a la población negra y controlaban todos los aspectos de sus vidas. Era la esclavitud con otro nombre, y duró 100 años más.
Ése era el mundo en el que nació MLK: una sociedad injusta creada por más de 300 años de esclavitud y opresión violenta. Después de graduarse en la universidad, MLK pasó a suceder a su padre como líder de una famosa iglesia negra en Atlanta, Georgia. También siguió los pasos de su padre como líder de los derechos civiles, y lo llevó a otro nivel. En 1955, a la edad de 26 años, King se convirtió en el presidente de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur. Trabajó incansablemente para organizar protestas y marchas pacíficas por todo el sur, llamando la atención sobre los males de la segregación y la falta de derecho al voto de la población negra. Estas manifestaciones eran “pacíficas” sólo del lado de la población negra no violenta, ya que en la mayoría de los casos los manifestantes eran cruelmente golpeados por la policía. La presión para el cambio aumentaba a medida que todo el país veía cómo estas personas pacíficas eran golpeadas y maltratadas por el “delito” de pedir sus derechos legales.
"I Have a Dream" nos mostró el camino hacia la justicia racial y lo lejos que aún tenemos que llegar.
Las manifestaciones fueron creciendo cada año y finalmente alcanzaron un clímax impresionante con la “Marcha en Washington por la Libertad” en 1963. Cientos de miles de personas de toda América acudieron a la mayor concentración de manifestantes de la historia de Washington D.C. Acudieron para denunciar la desesperada situación de la población negra en el sur de Estados Unidos y exigir nuevas leyes federales que protegieran sus derechos. De pie, en los escalones del Monumento a Lincoln, mirando a esta multitud expectante, Martin Luther King dejó de lado su discurso preparado y compartió su sueño:
“Tengo el sueño de que un día esta nación se levante y viva el verdadero significado de su credo: sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales"
“Tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter. ¡Hoy tengo un sueño!”
“I Have a Dream” está considerado como uno de los discursos más importantes de la historia de Estados Unidos. Fue decisivo para que los derechos civiles de la población negra se convirtieran en una prioridad urgente, e impulsó una legislación histórica. La Ley de Derechos Civiles de 1964 prohibió toda forma de discriminación por motivos de raza, color, religión, sexo u origen nacional. También declaró ilegal la segregación. A ésta le siguió la Ley de Derecho al Voto de 1965, que anuló todas las leyes Jim Crow que impedían a los negros votar en todo el sur. La aplicación de estas leyes ha sido crucial en la búsqueda de la justicia racial.
En 1964, MLK ganó el Premio Nobel de la Paz por su “vida de lucha por la igualdad racial mediante la resistencia no violenta”. En años posteriores amplió su enfoque para incluir la oposición a la guerra de Vietnam y el fin de la pobreza. En 1968 fue asesinado mientras planeaba otra gran manifestación en Washington. El recuerdo de sus logros y su sacrificio perdura en los cientos de escuelas y calles que llevan su nombre. En 1986 el Día de Martin Luther King fue declarado fiesta nacional en Estados Unidos. La vida y el legado de MLK ayudaron a Estados Unidos a dar grandes pasos en materia de libertad racial, pero aún queda mucho camino por recorrer. Los millones de personas que se manifestaron en respuesta al asesinato de George Floyd a manos de la policía en 2020, fue una afirmación conmovedora de cómo el progreso hacia la justicia continúa. En las palabras de una vieja canción de Sam Cooke: “Ha pasado mucho tiempo, pero el cambio llegará”.