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Las políticas y restricciones que se han puesto en marcha como reacción al Covid-19 han perturbado nuestras vidas de muchas maneras, a nivel económico, emocional y físico. Todos queremos volver a una vida normal, y la mayoría de la gente siente que una vacuna segura y efectiva es la mejor manera de conseguirlo. Para que pueda funcionar, dicen que un porcentaje importante de la población debería vacunarse. Sin embargo, las encuestas muestran que la actitud del público ante la vacunación por Covid-19 abarca un amplio espectro de opiniones y extremos opuestos. Por un lado, hay gente que confía completamente en el gobierno y las instituciones médicas. Estas personas harán cola entusiasmadas para vacunarse. En el extremo opuesto, están las personas que se resistirán firmemente a recibir una vacuna que sienten que podría ser peligrosa para su salud, o ser innecesaria. Mucha gente cae en algún lugar entre ambos extremos. No son contrarios a todas las vacunas, pero prefieren esperar a ver si la vacuna Covid es totalmente segura, antes de recibirla.
En España y casi todo Occidente, la proporción es aproximadamente así:
45%“¡Sí, me la pondré!” 40%“Probablemente sí, pero más adelante” 15%“¡De ninguna manera!” (estos porcentajes varían en el tiempo y de país a país)
¿Podría la inmunidad colectiva devolver nuestras vidas a la normalidad?
Las autoridades sanitarias dicen que alrededor del 75% de la población debería vacunarse para alcanzar la “inmunidad del rebaño”. Esto básicamente significa que, cuando un número suficiente de personas sean inmunes a una enfermedad infecciosa (por vacunación o de forma natural), entonces la población entera estará protegida – incluso aquellas personas que no estén vacunadas. La vacunación no es obligatoria, así que cada persona debe tomar su propia decisión. Veamos algunos datos sobre las vacunas que puedan ayudarnos a tomarla.
Cómo funcionan las vacunas
Las vacunas se basan en la antigua práctica de enseñar al cuerpo a protegerse a sí mismo, exponiéndolo a una cantidad pequeña de aquello que causa la enfermedad. Algunas formas primitivas de inmunización incluyeron beber veneno de serpiente para curar las mordeduras de este animal, o untar una herida abierta con viruela vacuna para alcanzar inmunidad ante la humana. Las vacunas se desarrollaron a lo largo del siglo XX para estimular las defensas naturales del cuerpo de una forma más segura y científica. Una vacuna hace que tu sistema inmune sienta que está siendo atacado por el virus (más adelante explicamos cómo lo logran los diferentes tipos de vacunas). En respuesta a este aparente ataque, tu sistema inmune crea anticuerpos: proteínas que específicamente se dedican a luchar contra ese virus. También convoca a las feroces células T para que ayuden a eliminar el virus. Las células o linfocitos T con memoria especializada “aprenden” a reconocer este virus, de manera que, si vuelves a estar expuesto a él en el futuro, tu sistema inmune sabrá cómo fabricar los anticuerpos que lo atacarán. Hay varios tipos de vacunas modernas que alcanzan este objetivo, y todos ellos están siendo probados para abordar el Covid-19.
Los tres tipos de vacunas tradicionales son: las Vivas Atenuadas, las Inactivadas y las de Subunidad. Con las Vacunas Vivas Atenuadas se inyecta el virus mismo, pero en un estado debilitado que no causa enfermedad, salvo en casos muy raros. Con las Vacunas Inactivadas se inyecta una forma del virus que no contiene material genético, por lo que no puede infectar células. Con las Vacunas de Subunidad se inyecta solo parte del virus (un antígeno como la proteína spike o espicular de la Covid-19). Las tres activan el sistema inmune, pero la respuesta generalmente es más fuerte con la Vacuna Atenuada, y más débil con la Vacuna de Subunidad. Estas vacunas tradicionales se han utilizado para controlar la polio, el sarampión y otras enfermedades graves, pero generalmente se tarda al menos tres o cuatro años en desarrollar y testear una nueva.
Había una gran urgencia por encontrar una vacuna para el Covid-19 con rapidez, lo que llevó a algunos científicos a probar un método más nuevo que podría producirse velozmente. Las primeras vacunas para el Covid-19 han sido creadas por Pfizer y Moderna utilizando tecnología ‘ARNm’, y son las primeras vacunas ARNm que hayan sido autorizadas para su uso ante una enfermedad. Estas vacunas son muy diferentes de las tradicionales. En lugar de inyectarse todo o parte del virus, la persona recibe moléculas genéticas llamadas ‘ARNm’. Este acrónimo significa ‘ARN Mensajero’, que es lo que utiliza el cuerpo para dar instrucciones al ADN sobre qué proteínas crear. Estas vacunas contienen ARNm con instrucciones para que construya las proteínas espiculares que se encuentran en el exterior del virus Covid-19. Cuando estas instrucciones genéticas se inyectan en tu cuerpo, les dicen a tus células que creen proteínas espiculares de Covid-19. Tu sistema inmune reconoce que estas proteínas espiculares son parte del Covid-19, y diseña anticuerpos para protegerte contra el virus. Es relativamente sencillo y poco costoso fabricar grandes cantidades de ARNm, así que han podido desarrollar y testear estas vacunas en menos de un año.
Las vacunas de AstraZeneca y Johnson & Johnson (J&J) también utilizan tecnología de ARNm pero con un sistema de administración diferente. Pfizer y Moderna inyectan el ARNm por sí solo envuelto en una burbuja de productos químicos protectores. Astrazeneca y J&J le inyectan un virus desactivado (no Covid) que contiene ADN de la proteína Covid Spike. Este virus está diseñado para entrar en tus células, pero no contraes este virus subyacente. Simplemente envía el ADN espinoso al núcleo de tu célula. Luego, tu célula produce ARNm que crea las proteínas de punta que atraen los anticuerpos.
Testeo
El proceso de testeo de las vacunas empieza por ver cómo funcionan en animales de laboratorio y si esto va bien, empiezan las tres fases del testeo en humanos. Las dos primeras fases se hacen con grupos pequeños, para monitorear la seguridad y determinar la dosis ideal de la vacuna. La fase tres incluye a miles de personas, comparando un grupo que ha sido vacunado con otro que solo recibió un placebo. Normalmente, esta fase puede llevar entre uno y tres años. Sin embargo, esto se hizo con mucha mayor rapidez para las vacunas del Covid-19. También existe una fase cuatro que busca reacciones a largo plazo durante varios años más, y las empresas farmacéuticas dicen que están continuando con esta fase.
Quedan preguntas
Las vacunas de Pfizer y Moderna fueron aprobadas para su uso tras pruebas de fase tres que incluyeron a grandes cantidades de personas, pero fueron mucho más cortas de lo habitual. Los resultados preliminares fueron buenos, con más de un 90% de efectividad, y los gobiernos empezaron a administrar estas vacunas a finales de 2020. Hay dudas respecto a cuánto tiempo durará la protección y si habrá efectos adversos a largo plazo. Dado que es la primera vez que se ha permitido el uso de tecnología ARNm en una vacuna, no existen datos de vacunas anteriores que puedan utilizarse para prevenir lo que pueda suceder.
¿Son estas vacunas de ARNm la mejor respuesta al problema de Covid?
Tampoco se sabe si ciertas personas que reciban estas vacunas podrán seguir transmitiendo el virus a otras, a pesar de estar ellas mismas protegidas ante los síntomas. Además, el virus viene desarrollando nuevas variantes, y no sabemos si las vacunas actuales nos protegerían totalmente de ellas. Toda esta incertidumbre es la consecuencia del proceso de desarrollo de vacunas extremadamente rápido que se ha utilizado. Nuestros gobiernos decidieron que la velocidad era lo esencial, dadas las enormes perturbaciones que ha causado este virus. Así que las vacunas se han administrado al público antes de que estudios a largo plazo hayan podido responder a estas preguntas que aún permanecen.