EDICIÓN: Octubre - Diciembre 2017

BREXIT: ¿Qué sucederá?

Por Jerry Brownstein
Todos sabemos que el Reino Unido sorprendentemente votó en el referéndum del año pasado a favor de dejar la Unión Europea (UE). Lo que no sabemos es cómo serán los términos de esta nueva relación y, en particular, cómo afectará a los residentes británicos aquí en España. La Primera Ministra Theresa May recientemente convocó unas elecciones para fortalecer su posición ante las negociaciones del Brexit... pero perdió la mayoría. Así que ahora su gobierno ha arrancado las negociaciones en un estado que no es ni fuerte ni estable, y tienen pocas bazas que jugar en sus manos. Además de eso, el Consejo Europeo no está por la labor de ceder ni un ápice en esas conversaciones, y puede que quiera asegurar que el Brexit sea tan doloroso que ningún otro estado miembro se atreva a probarlo. Tanto el partido conservador de la Sra. May como el partido laborista en la oposición están comprometidos con la decisión de salir de la UE, pero están en desacuerdo respecto al tipo de acuerdo a negociar. ¿Cómo acabará todo esto? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero analicemos las posibilidades.



El Reino Unido comenzó oficialmente el proceso de salir de la UE en marzo de este año. Según las normas europeas, tienen dos años desde esa fecha para concluir las negociaciones. Finalizar el cambio de la increíblemente compleja mezcla de economía, política, inmigración, etc... para marzo de 2019 será una tarea hercúlea. La UE ya ha dejado claro que insistirán en alcanzar primero un acuerdo en lo que se denominan los asuntos del “divorcio”, antes de empezar a negociar una nueva relación económica con el Reino Unido. La metáfora del divorcio encaja bastante bien, ya que esta fase implica dos temas principales a los que se enfrenta la gente cuando un matrimonio se rompe: el pago del dinero y el futuro de los “niños”. Respecto al tema económico, se estima que el Reino Unido tendrá que pagar unos 50 mil millones de euros para saldar sus actuales obligaciones con la UE. De mayor relevancia para quienes estamos en Ibiza es cómo se manejará el asunto de los “niños”. Estos serían los ciudadanos británicos que se mudaron a países europeos confiando en su estatus como ciudadanos de la UE. Vinieron con la seguridad de que tenían derecho a vivir, trabajar, tener familia y jubilarse aquí... pero, ¿ahora qué sucederá? No se ha alcanzado ninguna decisión, pero hay muchos motivos para ser optimistas.

Hay más de tres millones de ciudadanos europeos viviendo en el Reino Unido, y más de un millón de ciudadanos británicos viviendo en la UE (más de la mitad de los cuales están en España). Cualquier acuerdo que afecte a los derechos de alguno de estos grupos afectará también al otro grupo. Los negociadores de la UE dieron el primer paso ofreciendo unas condiciones muy generosas para los ciudadanos británicos en la UE. Quieren que sigan teniendo sus derechos actuales durante el resto de sus vidas, incluyendo la libertad de movimiento y el derecho a trabajar en otros países de la UE. Por ejemplo, una persona británica con residencia en España podría mudarse a Francia a trabajar o a jubilarse. Jane Golding es una abogada británica residente en Alemania que ayudó a montar una organización como lobby llamada “Británicos en Europa”. Dice que «la UE ha hecho un enorme esfuerzo para mantener nuestro status quo, incluyendo darnos libertad de movimientos continuada para viajar y trabajar en otros países de la UE ».



Esta oferta depende de que Gran Bretaña ofrezca los mismos derechos a todos los ciudadanos de la UE que están en su territorio, pero de momento la contra-oferta británica no es tan generosa. La Primera Ministra May ha dicho que a los ciudadanos de la UE ya en el Reino Unido se les dará la oportunidad de sumar cinco años de residencia, lo que les otorgará una categoría especial llamada “estatus asentado”. En ese momento tendrán los mismos derechos que los ciudadanos británicos respecto a empleo, pensiones, seguridad social y otros servicios públicos, derechos que mantendrían durante el resto de sus vidas. La propuesta británica se queda corta respecto a la demanda de la UE de que sus ciudadanos residentes en el Reino Unido mantengan todos los derechos europeos actuales a perpetuidad. Pero es tan solo la apuesta de arranque, quedando mucho espacio para hacer concesiones.

El Partido Laborista en la oposición ha adoptado una postura que se acerca mucho más a la de la UE. Afirman que: «Creemos que debe existir un compromiso claro de que no habrá un cambio de estatus para los nacionales de la UE en el Reino Unido. No solo se trata de lo correcto, sino que además ayudará a alcanzar un acuerdo recíproco para los 1,2 millones de británicos que viven en la UE». La buena noticia para los ciudadanos británicos aquí en España es que ambas partes parecen decididas a alcanzar una conclusión final que les permita mantener derechos importantes. Puede que no mantengas el 100% de tus derechos anteriores, pero al menos deberías disfrutar de la mayoría de ellos.



Una vez acordado el “divorcio”, ambas partes comenzarán el complejo proceso de desmadejar 43 años de enredo económico entre Gran Bretaña y la UE. Esto podría resultar en un “Brexit duro” (favorecido por los conservadores) o un “Brexit suave” (favorecido por los laboristas). Para definirlo de la forma más sencilla, un Brexit duro significa dejar el mercado común para que Gran Bretaña sea libre de realizar acuerdos de comercio internacional de forma independiente. Se negociarían nuevos acuerdos comerciales con los países europeos, y Gran Bretaña recuperaría el control total de sus fronteras e inmigración. Las consecuencias de un Brexit duro serían tremendas para los granjeros británicos, ya que dos tercios de sus exportaciones van a países de la UE (libres de aranceles), y además reciben considerables ayudas económicas de la UE. También podría dañar seriamente la industria financiera, que disfruta de un papel central debido a sus vínculos con la UE. Además, un Brexit duro requeriría que el gobierno británico remplazara 759 tratados de la UE que abarcan la legislación de todo, desde la producción de vino a la energía nuclear.

El llamado Brexit suave supondría que Gran Bretaña permanezca de algún modo en el mercado único, para que sus importaciones y exportaciones dentro de la UE siguieran fluyendo libremente. También incluiría un movimiento relativamente libre de personas entre Gran Bretaña y los países de la UE. Esta condición de fronteras más abiertas puede no sentar bien al electorado, ya que el cierre de las fronteras fue uno de los motivos principales por los que la gente votó a favor del Brexit. Algunos políticos británicos piensan que pueden controlar las fronteras, pero aún mantener buenas relaciones comerciales con la UE.



El Ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, ha afirmado que la política del gobierno conservador en estas negociaciones es «coger el pastel y comérnoslo también». A ello, el Presidente de la UE, Donald Tusk, respondió: «Propongo un sencillo experimento. Compra un pastel... cómete el pastel... y después mira a ver si sigue en el plato. No habrá pasteles en la mesa... solo sal y pimienta». Claramente, la UE se toma en serio el hacer que esta ruptura sea tan dolorosa que desanime a los demás países a intentarla. Sin embargo, la buena noticia es que parece que los derechos de los ciudadanos (como son los residentes británicos en España) estarán bien protegidos. Además, el Sr. Tusk incluso ha dejado caer la posibilidad de una optimista tercera vía. Según empezaban las negociaciones, se le preguntó por la posibilidad de que Gran Bretaña permaneciera incluso en la UE. Su respuesta fueron las palabras de la canción de John Lennon, “Imagine”: «Podrás decirme que soy un soñador, pero no soy el único». La mayoría de los expertos políticos no ven este “sueño” como una opción realista... y sin embargo los mismos expertos también pensaron que el Brexit no ganaría... ¡Habrá que ver! •