La bondad
Por Ruth Osborn
El diccionario define la bondad como la cualidad de una persona de ser amigable, generosa y considerada. En nuestras vidas diarias, repletas de listas de tareas, lugares donde ir y gente que ver, es fácil olvidarse de ser amable: con nosotros mismos, con nuestros cuerpos, con quienes nos rodean y con nuestro planeta. ¿Qué es más importante en la vida que la bondad? ¿Acaso no te sientes de maravilla cuando alguien es amable contigo? Cualquier acto aleatorio de bondad, ya sea darla o recibirla, eleva el espíritu, hace sonreír y provoca que todas las personas implicadas se sientan mejor. Según el Dalai Lama, «cuando sentimos amor y bondad hacia otras personas, no solo hace que se sientan amados y cuidados, sino que también nos ayuda a nosotros a desarrollar felicidad y paz interior».

Hay muchas formas sencillas en las que podemos practicar la bondad a diario que nos beneficiarán a nosotros, a nuestras comunidades y al mundo en general. Empieza por ser amable contigo mismo. El mayor reto es ser amable contigo en los días difíciles, aquellos en los que las cosas no salen como te gustaría. Si oyes a tu voz interior diciéndote algo desagradable a ti mismo, deja ir ese pensamiento y sustitúyelo por algo más amable. Recuerda que siempre tienes la opción de ser bondadoso, y habla contigo mismo de la misma forma que lo harías con tu mejor amigo. Silencia a tu crítico interior y remplázalo con un “coach” o asesor alentador y amable. Con el tiempo podrás reprogramar tu pensamiento para que la amabilidad se convierta en parte natural de quien eres.
Actuar con amabilidad es beneficioso no solo para tu estado mental, sino también para tu salud y bienestar en general. Activa procesos químicos en tu cuerpo que te hacen sentir bien. Cuando actúas con amabilidad, el cerebro libera versiones naturales de la morfina (opioides endógenos) en tu corriente sanguínea que dan como resultado sentimientos de felicidad. La bondad es también beneficiosa para la salud de tu corazón y tu sistema cardiovascular. Puede que incluso experimentes una sensación de calidez cuando actúas con amabilidad. Ese calorcito viene de la hormona oxitocina, que ayuda a reducir la presión sanguínea. Practicar la bondad es también una forma muy barata de mantenerte y sentirte más joven. La liberación de oxitocina puede ralentizar el proceso de envejecimiento, reduciendo los niveles de radicales libres y la inflamación del sistema cardiovascular. Los radicales libres y la inflamación juegan un papel clave en las enfermedades cardiovasculares también, así que la amabilidad es el remedio perfecto para mantener un corazón sano.

Practicar la bondad no solo mejorará tu relación contigo mismo y con los demás, sino que además es algo contagioso. Siendo amable, inspirarás a otras personas a hacer lo mismo, creando así un efecto multiplicador de bondad y buenos sentimientos. La práctica budista del Metta Bhavna puede ayudarnos a expandir el sentimiento de bondad. Esta práctica comienza experimentando una amorosa bondad hacia ti mismo... entonces extiendes esa amorosa bondad hacia tu gente cercana... después a quienes no conoces... a aquellos con quienes tienes una relación difícil... y finalmente a todos los seres. No has de ser budista para practicar este sencillo método para desarrollar amorosa bondad, y practicarlo con regularidad puede transformar cómo te sientes sobre ti mismo y el mundo que te rodea. En palabras del Dalai Lama: «Mi religión es muy sencilla. Mi religión es la bondad». •