Por qué es tan importante hidratarse bien
Por Cat Weisweiller
En el último número, informábamos sobre la deficiencia de magnesio, un estado observado en muchas ocasiones por el aclamado homeópata Sven Sommer. En su consulta, un segundo tema muy sencillo y a la vez integral que surge una y otra vez es la deshidratación. Con ello me refiero a un “estado de” deshidratación, no a un ataque repentino de sed o, aún peor, a un golpe de calor. Al acercarse el calor de la temporada, hemos decidido facilitaros las recomendaciones de Sven para mantenerse bien hidratado de forma constante.
A menudo se dice que estamos compuestos al 70% de agua, pero pocos comprendemos por qué esto tiene un efecto sobre cuánta deberíamos en realidad consumir. La respuesta sencilla que ofrece Sven es que el agua impulsa cada función y cada sistema de nuestro cuerpo, lo que significa que la deshidratación causa un colapso gradual de nuestro organismo, algo que se observa fácilmente y con alarmante velocidad en los niños y las personas mayores.
Para una óptima salud, la clave es rellenar nuestras reservas de agua antes de alcanzar siquiera un estado leve de deshidratación. Una analogía útil que comparte Sven es esta: «Antes de cruzar un desierto, el camello llena ambas jorobas con agua. Si tan solo tiene una joroba llena, se tumbará antes de completar el viaje».
Sven también nos avisa de que al hacernos mayores nuestras señales se debilitan, lo que significa que a menudo no sentimos necesidad de beber hasta haber pasado la deshidratación leve, lo que puede afectar a nuestra salud en general.
SÍNTOMAS DE DESHIDRATACIÓN
Los síntomas de una deshidratación prolongada incluyen: dolores de cabeza, boca seca, lengua hinchada (a menudo con los bordes serrados), piel seca, confusión, cansancio, irritabilidad, orina anormalmente oscura, respiración rápida, palpitaciones, estreñimiento, baja presión sanguínea, mareos o desmayos al ponerse en pie, apatía e insomnio. La deshidratación crónica también puede dar lugar a piedras en el riñón.
PARA TENER A PUNTO NUESTRAS RESERVAS DE AGUA INTERNAS
Haga frío o calor, deberíamos tener como objetivo beber un litro y medio de líquido al día, aumentando esta cantidad si estamos haciendo ejercicio físico o con altas temperaturas que nos hagan sudar. (Si estás bajo supervisión médica, y sobre todo por retención de líquidos, problemas del corazón o renales, siempre debes consultar con tu médico antes de incrementar la toma de líquidos).
¿QUÉ BEBIDAS CUENTAN PARA LA DESHIDRATACIÓN?
Dato: las bebidas con cafeína (el café, el té o la Coca Cola) no cuentan como parte de nuestra ingesta diaria de líquidos. De hecho, en dosis concentradas, nos deshidratan aún más. El caso es el mismo, por supuesto, con las bebidas alcohólicas.
En una situación que requiera una hidratación urgente, Sven enfatiza que cualquier líquido (excepto las bebidas con cafeína o el alcohol) deberían administrarse lo más rápidamente posible. Esto incluye las bebidas gaseosas como Sprite o Fanta. Sin embargo, para mantener a largo plazo nuestros sistemas, la mejor opción es el agua sin gas. Le siguen las frutas y las infusiones. Los zumos de frutas están bien, pero ten en cuenta que estarás incrementando considerablemente tu consumo diario de azúcar/fructosa, lo cual en sí mismo no es lo ideal. Las bebidas carbonatadas están llenas de azúcar, así que deben evitarse salvo en ocasiones especiales.
Y FINALMENTE…
Un par de cosas que es necesario aclarar:
1) ¿Por qué, cuando incrementamos nuestro consumo de líquidos, tenemos la necesidad de orinar constantemente? ¿Acaso no estaremos sobre-hidratándonos? Por suerte, aquí está Sven para disipar este mito de una vez por todas. Él asemeja un cuerpo deshidratado a una esponja vieja y en desuso: «Si intentas mojarla, la esponja no tendrá absorbencia y el agua sencillamente se escapará». El cuerpo humano es igual. Las células secas necesitan tiempo para ablandarse, y una vez que lo hacen, su ritmo de absorción se incrementa significativamente. Con el tiempo, estarán esponjosas y llenas, preparadas para funcionar a niveles óptimos. Sven recomienda que, para evitar tener que levantarte por la noche para orinar, es mejor comenzar el día con una buena ingesta de líquido, mantenerla de forma moderada durante el día e ir reduciéndola hacia la noche.
2) Si incrementamos nuestra ingesta diaria de agua de forma tan eficiente, ¿no será que un día sin suministro abundante hará que el cuerpo entre en crisis? Al contrario. Volvamos a la analogía del camello: al estar nuestro cuerpo en tal óptimo estado general de hidratación, será de hecho mucho más capaz de aguantar alguna carencia aquí y allá, lo que querrá decir que estaremos mucho mejor armados frente a las altas temperaturas veraniegas que tenemos por delante.
Toda la información de este artículo se provee tan solo para tu conocimiento y no puede tomarse como instrucciones o un consejo médico. Ninguna acción o inacción debe tomarse basándose únicamente en esta información. En su lugar, los lectores deberían consultar con profesionales de la salud adecuados en cualquier asunto relacionado con su salud y bienestar. •